La hepatitis, en sus primeras etapas, puede provocar síntomas parecidos a los de la gripe, como:
- malestar general
- fiebre
- dolores musculares
- pérdida del apetito
- náuseas
- vómitos
- diarrea
- ictericia -coloración amarillenta de la piel y de la esclerótica (blanco del ojo).
No obstante, algunas personas no presentan ningún síntoma y ni siquiera saben que están infectadas. Por ejemplo, los niños con hepatitis A suelen presentar síntomas leves o ausencia total de síntomas.
Si la hepatitis progresa, los síntomas comienzan a apuntar al hígado como origen de la enfermedad. Las sustancias químicas que segrega el hígado habitualmente empiezan a acumularse en la sangre, lo que provoca:
- ictericia
- mal aliento
- sabor amargo en la boca
- la orina se vuelve oscura o del color del té
- las heces se vuelven blancas, claras o del color de la arcilla.
También puede haber dolor abdominal, concentrado bajo las costillas del lado derecho (sobre un hígado inflamado y dolorido) o bajo las costillas del lado izquierdo (sobre un bazo dolorido).